miércoles, 20 de abril de 2011

Carlismo I: Antecedentes e Inicio


La bandera del Carlismo: La cruz de Borgoña.

Una de las características más importantes que conforman la estética de cualquier monarquía, es la de sus procesos, leyes y tradiciones de sucesión, es por ello que en lo personal la Francesa, es la monarquía que me parece de mayor belleza por haber conservado las mismas leyes de sucesión intactas ya por más de mil años.

En el caso de España, las tradiciones de sucesión son mucho menos claras y han transmutado en más de una ocasión, originalmente en tiempos de los Trastámara, se habla de una ley de partidas, en la cual sucede al trono el hijo mayor varón del monarca reinante, y en ausencia de hijos varones, el trono se sucedía por aquellas hijas del monarca, en total ausencia de descendencia legítima del monarca reinante, entonces el trono pasaba al siguiente hijo mayor del rey anterior, o en su defecto de sus hijas (Si las hubiese), en ausencia de descendencia legítima del rey anterior, se procedía entonces a buscar descendencia mayor masculina del rey antepasado, y en su ausencia de descendientes femeninas en principio estricto de primogenitura, la lógica se repetía en las generaciones anteriores cuantas veces fuera necesario.

Sin embargo esta lógica no tuvo que aplicarse en ninguna ocasión durante el reinado de los Austrias (1516-1700), los cuales se suceden en cinco generaciones de padre a hijo, aunque cabe resaltar que dicha sucesión enfrento muchas complicaciones debido a la alta mortandad infantil que sufrieron los dinastas Habsburgo de España, la cual incremento con el paso de las generaciones debido a la creciente práctica del matrimonio endogámico, y los varios casos de uniones entre tíos y sobrinas, una abominación para nuestros ojos contemporáneos, pero una práctica muy común en esa época.

Así tenemos que el trono pasa de Carlos I a su hijo mayor, Felipe II, y de este a Felipe III, de éste último el trono es sucedido por Felipe IV, y finalmente éste tras perder a varios herederos masculinos, deja el trono en manos de Carlos II, el cual sin embargo estará tremendamente incapacitado tanto física como mentalmente, y será incapaz de procrear descendencia, dejando la sucesión abierta a discusión.
Se puede apreciar que la sucesión era asunto dinástico, y así los testamentos y voluntad de Felipe IV y Carlos II se interfieren y se contradicen, situación que sería impensable en Francia donde el orden de sucesión es intocable, así cuando Luis XIV trato de agregar a la misma a sus hijos ilegítimos hubo gran descontento y el cambio se abolió tan pronto falleció citado soberano, en España al parecer el asunto de la sucesión pertenecía a la prorroga real.

Aunque Felipe IV deseaba que la sucesión pasara a los Habsburgo austriacos (descendientes por múltiples líneas femeninas de los reyes Habsburgo de España), Carlos II decidió apegarse a la tradicional Ley de Partidas, y entonces el trono debía de recaer en la hija mayor del rey anterior, la cual era María Teresa, Reina de Francia, la cual para entonces ya había fallecido.

María Teresa había tenido un solo hijo, Luis, el Gran Delfín, con su esposo el Rey Sol, Luis XIV, a su vez el Gran Delfín tenía tres vástagos varones: Luis, Duque de Borgoña, Felipe, Duque de Anjou y Carlos, Duque de Berry, debido a que tanto Luis, el Gran Delfín, como Luis, Duque de Borgoña estaban en la línea directa para suceder al trono francés y no queriendo una unión entre las coronas hispana y gala, Carlos II designa a Felipe, Duque de Anjou como su sucesor.

Así en 1700 a la muerte de Carlos II, el trono pasa al duque de Anjou, un Borbón, quien se convierte en Felipe V de España fundando una nueva dinastía y una nueva era para los reinos ibéricos (Excepto Portugal), su ascenso fue sin embargo debatido y desencadena la Guerra de Sucesión Española, la cual gana y se consolida en el poder.
Una de las primeras “Reformas Borbónicas” es la de la importación de la Ley Sálica francesa, adaptándola al trono español y determinando que las mujeres no pueden ascender al trono a menos de que la línea masculina de Felipe V se vea agotada, situación que no ocurrió y que hasta el momento sigue sin ocurrir, al menos 76 vástagos de la línea masculina legítima de Felipe V sobreviven hoy.

Generalmente se acepta que durante el reinado de Carlos IV (1788-1808) la ley sálica fue secretamente abolida, y al ascender al trono Fernando VII en 1813, una vez expulsado el usurpador José Bonaparte, se vuelve a encender polémica sobre la sucesión, debido a los sucesivos matrimonios del retrograda monarca y la ausencia de descendencia.

Finalmente en su último matrimonio, Fernando VII procrea con María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, dos hijas: Isabel y Luisa Fernanda, buscando perpetuar en su propia línea el trono, Fernando VII publica la pragmática de sucesión que permite el ascenso al trono de dinastas femeninas, aún en la existencia de cadetes de la sangre real en línea masculina.


Carlos, Conde de Molina: Fundador del movimiento Carlista

Ésta decisión desplaza al hasta entonces heredero presunto, Carlos, Conde de Molina, hermano de Fernando VII, de la línea de sucesión, asunto que no es bien visto por la elite conservadora de España y por el propio Carlos. A la muerte de Fernando VII en 1833, hereda el trono su hija mayor, quien toma el nombre de Isabel II de España, su tío sin embargo la desconoce y se proclama como Carlos V de España (No sea confundido con Carlos I, quien también era el V de su nombre, en su capacidad como emperador del Sacro Imperio).

El desconocimiento de Isabel II, y la proclamación de Carlos V como legítimo rey de España, establece el surgimiento del movimiento Carlista, llamado así por obvias razones en reconocimiento del Conde de Molina, pronto el movimiento se distinguirá no solo por defender una sucesión alterna, sino por contener en su ideario, una serie de principios e ideales que se asocian con una monarquía más tradicionalista, en contraste con el liberalismo de la línea isabelina.
Con ésta entrada se da breve y somera explicación a las condiciones que dieron paso al nacimiento del movimiento Carlista en España.

1 comentario:

Guillermo dijo...

¡Qué bien que haya un artículo sobre el carlismo! Es un movimiento con una evolución muy interesante, y en su momento tuvo bastante influencia en el debate político español. En España, a los estudiantes de instituto todavía se les explican unas pinceladas sobre el carlismo como movimiento histórico.

Estaría bien una entrada sobre el contenido ideológico del carlismo, además de las sucesivas sobre su evolución histórica. Y en cuanto a las cuestiones dinásticas, también presentan una evolución interesante, ya que con el tiempo van apareciendo pretendientes alternativos dentro del carlismo.

Y por supuesto está la interacción con el legitimismo francés, tan caro a este blog. Vamos, que promete mucho esta serie de artículos.